1. Modelos de publicación y servicios editoriales

Ten presente que algunas editoriales ofrecen dos canales para la publicación de obras. En primera instancia, seleccionan textos acordes a sus valores institucionales, estrategias comerciales y objeto social. En ese caso, la editorial selecciona con libertad el texto que decide publicar, distribuir y comercializar como parte de su fondo editorial. Y paga al autor los valores correspondientes por derechos de autor, ya sea de manera anticipada o en regalías sobre ventas.
Por otra parte, pueden ofrecer servicios editoriales. El autor, una empresa o representante solicita la publicación de una obra contratando los servicios del editor. En este modelo el interesado paga los servicios y retira los ejemplares impresos. La editorial puede o no hacerse cargo de la distribución y comercialización.
También pueden realizarse modelos híbridos donde se pacta entre el autor y la editorial el financiamiento de la producción y la retribución económica por las ventas.
En este artículo enfocaremos nuestra atención en el primer modelo descrito.
2. Selecciona a quién enviar tu original

Analiza muy detenidamente el catálogo de las editoriales que consideres para enviar tu manuscrito original. Uno de los errores más frecuentes consiste en enviar un texto que no forma parte del objeto social de la editorial; por ejemplo, enviar una novela infantil de ficción a una editorial especializada en temas jurídicos. Esta simple recomendación puede ahorrar tiempo a ambas partes interesadas.
Es tu derecho enviar el texto a cuantas editoriales consideres para su evaluación, incluso simultáneamente. Hasta que no firmes un contrato que te comprometa con una empresa puedes escuchar y proponer opciones de publicación. Eso sí, evita enviar el mismo correo a todas las editoriales a la vez; no tiene implicaciones legales o formales, pero puede ser mal visto.
3. El derecho de autor te ampara

En los tiempos que corren, la presentación de originales se realiza en formato digital, por correo electrónico. No tengas miedo de enviar la obra que deseas publicar en su totalidad, siempre y cuando lo hagas a instituciones establecidas y reconocidas. Ninguna editorial se atrevería a plagiar tu trabajo y publicarlo sin tu consentimiento debido a que el texto está protegido por las leyes de derecho de autor en cada país. Localiza y estudia las leyes del país donde resides y donde radica la editorial a la que estás enviando tu trabajo.
Si decides enviar una muestra como un capítulo, varios poemas, etc., es posible que algunas editoriales la revisen y analicen, pero otras sencillamente la harán a un lado por no poder evaluar todo el texto.
4. Elabora y envía un resumen

En algunas editoriales se delega la revisión de manuscritos a lectores especializados para establecer un primer filtro. En otras, los propios editores comparten sus funciones con este trabajo, y resulta muy favorable contar con un resumen del argumento y de las características del texto, principalmente si se trata de una novela o un manuscrito largo. Ten presente que un resumen no es una presentación comercial de la obra. Puedes contar el argumento del inicio al desenlace. Destaca algunos valores que consideres que tiene la obra, pero no intentes imponer tu criterio: el lector especializado se formará su propia opinión sin considerar la tuya. Procura que el resumen no exceda una cuartilla.
5. Conoce los plazos de respuesta

Las editoriales son libres de demorarse todo el tiempo que necesiten en la evaluación de originales. Al momento del acuse de recibo se puede pactar una fecha tentativa para recibir respuesta, incluso hay editoriales que hacen público ese plazo. Evita preguntar por un resultado antes de que se venza el plazo. Si se vence y no has recibido respuesta trata de pactar un nuevo plazo, intentando que sea más corto que el anterior. No obstante, lo más recomendable es presentar a varias editoriales para no depender de una única posibilidad.
6. Presenta un manuscrito en forma

Si bien es cierto que el trabajo del editor y del corrector consiste en pulir el manuscrito para su publicación, un texto con errores gramaticales, de redacción y con un estilo descuidado puede provocar que una buena historia sea rechazada. Te sugerimos revisar estos aspectos antes de presentar tu texto a una editorial. Si te es posible contrata los servicios de un corrector que te ayude a depurar la escritura.
En cuanto al aspecto formal, utiliza fuentes clásicas como Arial, Garamond o Times New Roman, en tamaño de 12 o 14 puntos. Puedes enviar el original en PDF, pero enviarlo en un formato editable puede ayudar a que tu trabajo se revise primero. Algunas editoriales suelen imprimir los originales para revisarlos, y los lectores especializados pueden preferir uno u otro formato. Tener la posibilidad de modificarlo puede ser un punto a favor para conseguir una revisión más pronta.
Evita utilizar formatos particulares, extravagantes o adornados; en la editorial diseñarán y diagramarán el libro en procesos posteriores.
7. Las imágenes no suelen ser relevantes

Si tu obra literaria depende de la ilustración, preséntala. Si no es el caso, evita añadir recursos gráficos como adorno, o como propuestas de ilustración. Por lo general, las editoriales no trabajan con las ilustraciones que acompañan los textos originales, y hay muchas razones para hacerlo en las que no vamos a ahondar en este artículo. Si deseas que se utilicen imágenes específicas de un ilustrador (o tuyas propias), negócialo después de que la obra se haya aprobado para su publicación.